Tras haber analizado la situación de las finanzas de Barça y Real Madrid, en el libro que Josep María Huch y yo hemos presentado a los medios recientemente, parece lógico dirigir nuestra atención ahora hacia las del Valencia C.F., el único equipo, junto a los dos anteriores, que ha sido capaz de ganar el campeonato español de Liga en el último decenio, además de hacerse también con una Copa de la UEFA, aunque, como mostraremos a continuación, su situación financiera es bastante más complicada que la de aquellos.
La situación financiera del Valencia C.F.
El futuro del club valencianista se encuentra en una situación muy compleja, por lo menos desde el punto de vista económico, a la vista de las cuestiones sobre las que va a tener que decidir su próxima Junta General de Accionistas el próximo 9 de Noviembre y que incluyen, entre otras la aprobación del pago de un dividendo a cuenta de beneficios futuros para que su principal accionista, la Fundación del Valencia CF, pueda hacer hacer frente al pago de los intereses del préstamo que suscribió con Bancaja, hoy Bankia, por importe de 75 millones de euros, y que sirvió para financiar la compra del 72% de las acciones del club, en una ampliación que de otra forma no se hubiera cubierto más que en una mínima parte.
Valencia C.F. y el Ladrillo
En gran medida, los problemas financieros del club tienen su origen en la operación que contemplaba la venta del estadio de Mestalla y la construcción de uno nuevo a la afueras de Valencia.
Dado el boom inmobiliario que se vivía en España y en particular en la zona de Levante, en el momento en que se diseñó la operación, los gestores del club pensaron que iba a ser un gran negocio, con lo que se fueron a pedirle a Bancaja y al Banco de Valencia , un total de 225 millones de euros, que dedicaron a financiar las obras del nuevo estadio y la compra de algún que otro jugador, esperando recuperar con creces el dinero con la venta de lo que ellos denominan las ‘parcelas’ de Mestalla, después de que los poderes públicos municipales ya se los hubieran recalificado con la acostumbrada fruición.
El problema es que ni a los gestores del club, ni a los de las citadas entidades financieras, ni por supuesto a los políticos implicados, se les ocurrió que la burbuja del ladrillo podía pincharse con la virulencia con que lo hizo y se lanzaron a formalizar la operación sin, al parecer, haber cerrado acuerdos de venta de los terrenos con posibles compradores y haberles pedido garantías cuando debieron hacerlo.
De hecho, parece que fue suficiente con las valoraciones realizadas por expertos independientes presentadas ante unos bien predispuestos comités de riesgos de unas entidades financieras muy influidas por los poderes políticos y la exuberancia de las ganancias procedentes de la promoción inmobiliaria que parecían no tener fin, hasta que lo tuvieron.
Luego vino esa tormenta perfecta que todos conocemos y nadie en su sano juicio quiso ya hacer una oferta por las parcelas de Mestalla, por lo menos por un importe que se acercara al del principal los préstamos bancarios, y el Valencia C.F. se quedó sin el dinero para seguir pagando la finalización del nuevo estadio, donde al parecer hay aún que poner otros 130 millones de euros antes de poder acabarlo y eso que el proyecto inicial se ha ido revisando, según nos dicen, para hacerlo más modesto .
¿El Valencia C.F. en manos del Estado o de la Troika? Se acabo el chollo
La nacionalización de Bankia cortó de raíz una solución de última hora, propuesta desde dicha entidad financiera, en la época en que la dirigía Rato, y anunciada a los medios a finales de 2011, por la cual una sociedad de nueva creación compraría al Valencia las parcelas, la ciudad deportiva del club , situadas en Paterna, y otros activos inmobiliarios, permitiéndole con ello, de paso, reducir su deuda a niveles más aceptables y , con suerte, obtener financiación para acabar el nuevo estadio, que ya hubiera sido mucha suerte.
Con Rato descabalgado y el FROB y Bruselas sentados en el asiento del conductor de la entidad nacionalizada, los directivos de Bankia le comunicaron el pasado mes de septiembre a los del Valencia, que la operación de salvamento antes mencionada no iba a poder realizarse y que por cierto, tomaran nota de que no podrían aprobar ningún otro aplazamiento del vencimiento de su préstamo, el último de los cuales tendrá lugar el próximo mes de diciembre, lo que significa que si el club no puede pagar en dicha fecha y Bankia no se ha echado un farol, esta última entidad, junto con el Banco de Valencia, podría ejecutar la garantía hipotecaria con que cuenta y quedarse con el campo de Mestalla.
La capacidad de repago por parte del Valencia de una deuda, que se dice, asciende a algo más de 350 millones, parece escasa, a tenor de una generación de caja que estimamos muy limitada, si no es negativa, con lo que la pregunta que cabe hacerse ahora es
¿Cuál puede ser la respuesta de Bankia y Banco de Valencia ante la previsible solicitud de refinanciación de la hipoteca sobre Mestalla? .
Como hemos dicho ya, en la decisión pueden pesar más los planteamientos del FROB y de Bruselas que los de los directivos de dichas entidades financieras o las de los políticos que en su momento le dieron cuerda a estos y a los gestores del Valencia en una operación financiero-inmobiliaria que cabría calificar, cuando menos, de valiente y que es probable que ahora se encuentren ‘ilocalizables para hacer comentarios al respecto’.
Muchos piensan que a estas entidades financieras no les queda más remedio que renegociar si quieren cobrar, pero lo cierto es que caben otras alternativas, particularmente si, como afirman algunos medios, estas ya han provisionado la totalidad de los préstamos, lo que equivale a decir que los han llevado íntegramente a pérdidas.
Si esto es así, los ahora bancos, podrían optar por ejecutar la garantía hipotecaria y vender los terrenos, aunque a cambio sólo recibieran una fracción del dinero prestado, ya que en cualquier caso el importe recibido iría directamente a nutrir sus beneficios y sería una entrada de caja que podría dedicarse a reducir su propio endeudamiento que tiene un coste muy elevado (por encima del 8%).
Otra opción para los bancos sería la de vender los préstamos a algún inversor que por esta vía quisiera iniciar un asalto a la propiedad del Valencia, particularmente si pudiera comprar los préstamos con un importante descuento.
¿Y el préstamo de la Fundación Valencia C.F?
Pero no nos olvidemos aún de la situación del préstamo de la Fundación Valencia C.F. , por importe de 75 millones, mencionado al principio de nuestro artículo , cuyo saldo, por cierto, parece que se sitúa ya en los 81 millones, ya que, cabe pensar que la Fundación no genere caja por si misma, para satisfacer los intereses.
Ante este hecho, se dice que Bankia podría solicitar la resolución anticipada del préstamo y exigir el pago de la totalidad de los 81 millones. Si esto ocurre y la Fundación no puede hacer frente a la deuda, tendrá que hacerlo el Institut Valencià de Finances, IVF, que en su día garantizó el préstamo, a petición de la Generalitat Valenciana que, al parecer, es la entidad con mayor peso de entre las que integran la citada Fundación.
Si el IVF podrá pagar o no, llegado el caso, ya se verá, pero recordemos que se trata del ‘banco público’, por así llamarlo, de una de las Comunidades Autónomas españolas que abrió más pronto la tanda de solicitudes de ayuda a las arcas de la Administración Central, para llegar a fin de mes , y puede lógicamente encontrar difícil ahora detraer dinero necesario para los servicios públicos sensibles, como educación o sanidad, y utilizarlo para pagar el préstamo que sirvió para que la Generalitat salvara, casi in extremis, la última ampliación de capital del equipo de fútbol.
Lo que sí sabemos es que si el IVF acaba pagando el préstamo, por cuenta de la Fundación, se haría con el 72% de las acciones del club que tiene en garantía de su aval, con lo que el Valencia C.F. pasaría a pertenecer oficialmente y no ‘de facto’, como ya lo es ahora, a la Comunidad Valenciana. Es decir que podría acabar nacionalizado.
Para que esto no ocurra, los actuales gestores del Club llevan a la Junta de Accionistas dos propuestas que parecen dirigidas a facilitar que la Fundación pueda por lo menos atender los intereses que debe y con ello ganar tiempo y ver si puede renegociar antes de que la situación se vuelva demasiado crítica.
Las propuestas a las que nos referimos son:
i) la petición de abonar dividendos a los socios sobre beneficios futuros que, en nuestra opinión y dada la situación de las finanzas del equipo, no se justifica por ninguna otra razón que la de aportar liquidez a la Fundación y
ii) una reducción para “restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio neto de la sociedad, disminuido por consecuencia de pérdidas, que está relacionada, creemos nosotros, con la anterior.
¿Qué por qué están relacionadas? Pues porque según nuestra legislación el dividendo no podrá exceder de la cuantía de los resultados obtenidos desde el fin del último ejercicio, deducidas las pérdidas procedentes de ejercicios anteriores y las cantidades con las que deban dotarse las reservas obligatorias por Ley o por disposición estatutaria, así como la estimación del impuesto a pagar sobre dichos resultados. (art. 216 LSA), además “sólo podrán repartirse dividendos con cargo al beneficio del ejercicio, o a reservas de libre disposición, si el valor del patrimonio neto no es o, a consecuencia del reparto, no resulta ser inferior al capital social”.
Entendemos pues, que, probablemente, la operación de reducción de capital persigue fundamentalmente dos objetivos:
i) enjuagar las pérdidas de ejercicios anteriores para que no tengan que restarse de los beneficios de los último doce meses y por tanto del montante que el club podría pagar a la Fundación como dividendo, para que atienda los intereses de su préstamo y
ii) lograr que las reservas se sitúen en los niveles necesarios, antes y después del pago de este, para poder cumplir con la legislación mercantil.
Según los medios, la dirección del club habría consultado con sus asesores hasta qué punto dicho pago de dividendos podría considerarse asistencia financiera y por tanto una operación irrealizable desde la perspectiva de nuestra legislación, teniendo en cuenta que los artículos 81.1 de la Ley de Sociedades Anónimas (“LSA”) y 40.5 de la Ley de Sociedades de Responsabilidad Limitada (“LSRL”) establecen expresamente la prohibición que tienen las sociedades de anticipar fondos, conceder préstamos o créditos, prestar garantías o facilitar cualquier otro tipo de asistencia financiera para la adquisición por un tercero de sus propias acciones o participaciones sociales, o de aquellas de su sociedad dominante.
El Valencia es un magnífico club de fútbol que se cuenta entre los mayores de Europa tanto por sus victorias en el terreno de juego como por su cifra de ingresos, al que apoya una amplia y encomiable afición, pero que necesita encontrar, más pronto que tarde, un socio con la capacidad de gestión y financiera suficientes para permitirle salir de la situación en la que se encuentra. Dicho socio, si se comporta con racionalidad económica, no comprará las acciones del club sin antes asegurarse de que los acreedores bancarios ajustan el importe y condiciones de sus préstamos a la realidad de las cifras del club.
Alfredo Gatius es autor junto con Josep María Huch del libro Barça y Real Madrid. Compitiendo por liderar el negocio del fútbol, publicado por Lid Editorial y que podéis encontrar en las principales librerías y también de en la tienda de Amazon.
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